Este es el primero de una serie de post que dedicaremos a hablar sobre algunos conceptos básicos relacionados con las finanzas personales. En concreto, vamos a hablar de un concepto muy popular en los últimos tiempos como es la libertad financiera.
¿Qué es la libertad financiera?
El concepto de libertad financiera fue popularizado por algunos autores de libros de finanzas personales de Estados Unidos en las últimas décadas y básicamente se corresponde con un estado económico personal en el que una persona puede realizar su proyecto de vida de forma libre sin estar atado a restricciones económicas.
En otras palabras, es un estado económico en el que una persona puede cubrir sus necesidades económicas mediante fuentes de ingresos que no provienen, de forma directa e inmediata, de un salario. Teniendo, por lo tanto, una mayor (o total) libertad personal para diseñar el proyecto de vida que dicha persona realmente quiere y no la que la sociedad y el sistema económico nos impone normalmente.
Las personas que disfrutan de un alto grado de libertad financiera, consiguen sus recursos económicos de los rendimientos obtenidos de sus activos (es decir inversiones o de sus ahorros).
Leyendo esta definición, muchos de vosotros pensaréis que, básicamente, la libertad financiera es lo que tradicionalmente llamamos «ser rico». Sin embargo, esa forma de pensar es totalmente errónea.
Es cierto que «los ricos» puedes tener libertad financiera (no siempre), pero es una realidad que muchas de las personas que han alcanzado la libertad financiera no puede ser considerados ricos. Simplemente son personas que han conseguido adaptar sus necesidades y sus ingresos económicos a determinados niveles en los que pueden vivir como desean (realizar su proyecto de vida) sin depender de un salario remunerado a cambio de dinero.
¿Significa eso que las personas que han llegado a la libertad financiera son personas viven sin trabajar? La respuesta es: no siempre o no necesariamente. De hecho, es muy habitual que aquellos que son libres financieramente sean unos trabajadores incansables, la diferencia es que tienen la libertad de decidir cuánto, cómo y en qué trabajar.
¿Existen diferentes grados de libertad financiera?
Si, la libertad financiera es un concepto bastante genérico, de hecho es muy difícil dar una definición única de libertad financiera ya que, cada persona, puede considerar que es libre financieramente en función de sus propias necesidades.
Por lo tanto, a mi me gusta hablar de libertad financiera no como un estado, sino como un proceso. Un camino que vas recorriendo hasta alcanzar tus propios objetivos personales, que pueden (de hecho serán) totalmente diferentes a los de otras personas.
En dicho camino, desde un punto de vista genérico se pueden establecer como diferentes «etapas» o estados en función del grado de libertad financiera de la que cada persona disfruta.
En concreto, en mi opinión, las diferentes etapas de viaje hacia la libertad financiera son:
- Dependencia financiera: Es la situación más habitual, aquella en las que las personas dependen totalmente de un salario remunerado para cubrir sus necesidades económicas básicas como son la vivienda, los suministros básicos (luz, agua, gas, teléfono y telecomunicaciones, transporte, etc.). Esta situación es la antítesis de libertad financiera ya que cualquier imprevisto supone un quebranto económico muy importante que hace peligrar llevar a cabo su proyecto de vida como tenían planeado.
- Estabilidad financiera: Esta segunda situación es muy parecida a la anterior, pero con un matiz diferenciador. En este caso, la persona tiene un nivel de seguridad en relación a la recepción de sus ingresos que le permite, con un alto grado de seguridad, mantener los mismos gastos que tiene hasta ese momento de forma indefinida. Un ejemplo de esto serían los funcionarios públicos, quienes tienen «asegurado» unos ingresos de forma perpetua. Sin embargo, siguen compartiendo con el estado anterior la incertidumbre sobre su futuro en el caso de que ocurra algún hecho imprevisto que pueda conllevar un serio quebranto económico.
- Autonomía financiera: Esta situación supone una considerable mejora, un paso adelante en el camino de la libertad financiera. Quienes gozan de autonomía financiera, si bien siguen dependiendo de un salario remunerado para poder ejecutar plenamente su proyecto de vida, sí han conseguido acumular un cierto nivel de activos (ahorros o inversiones) que les permitirían, en el caso de que ocurriera cualquier hecho inesperado, continuar con su vida en un régimen de «normalidad» durante un periodo de tiempo más o menos razonable. Es decir, podrían seguir cubriendo sus necesidades económicas durante el tiempo necesario como para solucionar o mitigar las consecuencias de dichos imprevistos (por ejemplo la pérdida de trabajo o un gasto significativo no planificado, etc.).
- Libertad financiera: Este es el penúltimo escalón en el camino hacia la libertad financiera. El hecho de que yo nombre a esta etapa como «libertad financiera» responde a lo que he comentado antes sobre que el concepto de libertad financiera es un concepto general, como un concepto marco. En esta etapa, las personas que gozan de libertad financiera, si bien pueden seguir realizando un trabajo asalariado, han conseguido acumular un nivel de activos suficientes por el que dicho trabajo ya no es necesario para llevar adelante su proyecto de vida. En otras palabras, en esta situación, las personas no necesitan trabajar para poder cubrir sus necesidades básicas. O visto de otro modo, tienen la libertad de poder decidir si quieren continuar trabajando o quizás trabajar menos que antes o en otra ocupación que les aporte una mayor felicidad (pero, quizás, menores ingresos directos por dicho trabajo).
- Independencia financiera: Este es el último tramo del viaje hacia la libertad financiera, es la meta de este camino. La situación de independencia financiera es aquella en la que la persona que la alcanza no sólo no necesita trabajar en absoluto para poder realizar su proyecto de vida sino que además, ha alcanzado un volumen de activos que le reportan unos ingresos superiores a sus propias necesidades económicas. Por lo tanto, entra en un círculo «vicioso» positivo en el que no sólo puede cubrir sus gastos sino que, además, puede seguir aumentando sus activos y todo ello sin depender de un trabajo remunerado, lo que le da una mayor libertad personal para disfrutar de su propio proyecto de vida.
Otras reflexiones personales
Para finalizar este post, que no quiero que se alargue demasiado (si alguien quiere saber un poco sobre el estilo de mis post, puede revisar la página donde explico un poco qué puedes esperar del blog en este enlace) me gustaría compartir con vosotros algunas reflexiones personales que he ido adquiriendo con el tiempo desde que empecé mi viaje hacia la libertad financiera.
Para mi, la libertad financiera es una filosofía de vida, es decir, una serie de ideas básicas sobre como organizar mi proyecto de vida desde un punto de vista económico. Estas ideas básicas se basan en una serie de principios que me ayudan a definir qué vida quiero vivir y cómo vivirla.
La libertad financiera es, en mi opinión, una forma de rebeldía e inconformismo. Las personas que luchamos por llegar, algún día, a la libertad financiera vamos a contracorriente. Esta afirmación es especialmente contradictoria porque, si te paras a pensar en ello, todo el mundo desearía ser libre financieramente, pero muy pocas personas saben cómo hacerlo y muchas menos aún realmente lo intentan.
El motivo básico que yo creo que explica esta contradicción es el hecho de que la sociedad en la que vivimos parece una verdadera pista de obstáculos en nuestro camino hacia la libertad financiera. Vivimos en una sociedad y un sistema económico donde todo está diseñado para que sea más difícil, en algunos casos imposible, no ya llegar a nuestro objetivo, sino ni siquiera intentar recorrer el camino. El consumismo feroz en el que nos hemos instalado, la cultura de la gratificación instantánea, el ver las cosas siempre a corto plazo e, incluso, la «mala fama» que tiene hablar sobre finanzas personales, ahorro e inversión hace que muchas personas no sean conscientes de que hay otra forma de organizar su vida financiera. Los «caminantes» de la libertad financiera, cuando decidimos recorrer este viaje, nos estamos rebelando contra toda esta forma de pensar y actuar generalizada.
Para mi, la libertad financiera, es un reto a todos los niveles y, además, es un reto difícil. No os voy a engañar, el camino a la libertad financiera es largo, complicado, lleno de incertidumbres, trampas e incomprensión. Es muy difícil mantener el rumbo que mentalmente uno se fija para alcanzar tu objetivo cuando todo parece jugar en tu contra. Además, siendo honesto, es un camino en el que cada uno parte de un punto de inicio distinto y créeme, cuando tienes un largo camino por delante, aquellos que empiezan mucho mas adelante que tú lo van a tener mucho más fácil. Sin embargo, eso no tiene que desanimarnos. Lo bueno que tiene este viaje es que, cada día que avances, siempre estarás en una situación mejor que donde la empezaste ese mismo día.
La libertad financiera, a través de sus principios básicos (ahorro, consumismo responsable, etc.) de los que ya hablaré en otros posts, es una filosofía de vida que me ayuda a ser mejor persona a muchos niveles. Me ayuda a ser más responsable y dar mejor ejemplo a mis hijas, a ser más creativo, más analítico, menos perezoso, más atrevido, más responsable con la sociedad y con el propio planeta en el que vivimos.
En definitiva, recorrer este camino, en el fondo, me ayuda a ser mejor persona y disfrutar de mas momentos de felicidad, al menos tal y como yo entiendo la felicidad.
Por lo tanto, ya sólo por eso, os animo a que aceptéis el reto y abordéis el tema de mejorar vuestras finanzas personales. Os aseguro que, en el peor de los casos, siempre llegaréis a un lugar mejor del que estáis ahora aunque no lleguéis nunca a alcanzar la independencia financiera. ¿Os atrevéis?
Esto es todo por el momento, nos vemos en el siguiente post de Inversor Jedi y, si os gusta el blog no dudéis en compartirlo en vuestras redes sociales y suscribiros al Newsletter para estar al tanto de todas las novedades.
Un saludo y ¡que la Fuerza (financiera) os acompañe!