Bienvenidos al siguiente capítulo de la serie de posts sobre los conceptos básicos relacionados con las Finanzas Personales. En este post vamos a hablar del paradigma de la Libertad Financiera: Ingresos pasivos, ahorro e inversión.
Si recordáis de mis anteriores posts, la Libertad Financiera es un «camino» que recorren todas las personas que quieren llegar a una situación económica personal mucho mejor que la actual. El objetivo de dicho camino es conseguir poder financiar nuestro proyecto de vida sin tener que depender (en la medida de lo posible) de un salario remunerado a cambio de una actividad laboral.
Para alcanzar ese objetivo, es necesario realizar una serie de actividades, es decir, cumplir una serie requisitos que yo llamo «requisitos técnicos» (sino sabes a lo que me refiero puedes echarle un vistazo a este post), que no son otra cosa que ahorrar e invertir (para conseguir ingresos pasivos).
¿Cuál es la idea básica detrás del camino de la libertad financiera?
El principio fundamental de la libertad financiera es, básicamente, ir consiguiendo, poco a poco, sustituir nuestros ingresos provenientes de las rentas del trabajo, es decir, nuestro sueldo, por otras fuentes de ingresos que no provengan de vender nuestro tiempo=trabajo. Sino que provengan de nuestros activos.
A dichos ingresos, se les llaman en el mundo de las finanzas personales ingresos pasivos.
¿Cómo podemos definir los ingresos pasivos?
Hay muchas definiciones de ingresos pasivos, en internet podéis encontrar muchas y muy diferentes definiciones, como esta de www.economipedia.com. Os animo a que consultéis varias para que os quedéis con la que mas os guste a vosotros.
Yo os voy a dar mi propia definición.
Para mí, los ingresos son aquellos que una persona recibe sin tener que vender su tiempo=trabajo a cambio.
Viendo esta definición, alguien puede pensar que tal cosa no existe. Es verdad, tengo que admitir que la propia idea de ingreso pasivo no es fácil de asimilar, pero os aseguro que los ingresos pasivos son tan reales como los «ingresos activos». De hecho, las personas que habitualmente llamamos «ricos» (suponiendo que hayan alcanzado la libertad financiera) suelen tener muchas fuentes de ingresos pasivos.
En contraposición a los ingresos pasivos, podemos definir los ingresos activos como aquellos ingresos que una persona recibe a cambio de vender su tiempo=trabajo a un tercero.
¿Cuál es la principal diferencia entre ingresos pasivos y activos?
En este apartado quiero centrarme en lo que para mí es la diferencia fundamental de un ingreso y otro, ya que es una de las ideas claves que debemos aprender para encaminar nuestro camino hacia la libertad financiera.
Esa diferencia fundamental es la «fuente» de donde proviene el ingreso.
En los ingresos activos, la fuente de donde proviene el ingreso somos nosotros mismos, es decir, de nuestro tiempo=trabajo. De vender nuestro tiempo, esfuerzo, conocimientos, etc. a un tercero a cambio, precisamente, de dichos ingresos.
Por el contrario, la fuente de la que provienen los ingresos pasivos son «nuestros activos». No nosotros mismos. Eso quiere decir que, cuando obtengo ingresos pasivos, estoy obteniendo ingresos que no están directamente relacionados a lo que estoy haciendo en ese momento.
En otras palabras, yo no soy el «producto» por el cual obtengo el ingreso, sino mis activos.
¿Qué otras diferencias hay entre ingresos pasivos y activos?
Existen multitud de listados de características que nos permiten diferenciar entre ingresos pasivos y activos (aparte de la diferencia fundamental que he acabo de comentar más arriba), a continuación os doy una rápida visión de otros factores diferenciadores entre ambos tipos de ingresos:
Recurrencia del esfuerzo
Los ingresos pasivos son, por su propia definición, unos ingresos que no requieren un esfuerzo continuo, es decir, una «inversión continua», de tiempo y/o trabajo para que continúen generando rendimientos. Un ejemplo puede ser los dividendos pagados por las empresas cotizadas a los dueños de acciones de dicha empresa. El dueño de dichas acciones recibirá dichos dividendos simplemente a cambio de ser dueño de las mismas, es decir, no tiene que hacer nada más que comprarlas (cuando sea que esto ocurra).
Por el contrario, los ingresos activos requieren un esfuerzo, una inversión continua para seguir percibiéndolos. El ejemplo arquetípico es el trabajo por cuenta ajena, para poder cobrar la nómina a final de mes, todos los trabajadores tienen que continuar trabajando para su empleador, de lo contrario dejaran de recibir dicha nómina (ingreso).
Complementariedad
Tradicionalmente se han considerado que los ingresos pasivos tienen un papel accesorio o complementario a los ingresos activos. Es decir que son «una ayuda» a nuestra fuente de ingresos principal.
Como ya hemos comentado, esta forma de ver las cosas es propia de las personas que no tienen una formación financiera avanzada y está anclada en las ideas preconcebidas que imperan en nuestra sociedad.
De hecho, el objetivo final de alcanzar la libertad financiera es, precisamente, hacer de nuestros ingresos pasivos nuestra principal fuente de ingresos, dejando los ingresos activos como fuente complementaria, accesoria o, incluso, voluntaria.
Escalabilidad
Aunque ambos tipos de ingresos tienen unos límites, los ingresos activos tienen un límite mucho mas claro y marcado que los pasivos.
Los ingresos activos están limitados al hecho físico de que, al ser nosotros mismos quienes «nos vendemos» para obtener un dinero a cambio, nunca podremos obtener unos ingresos superiores al tiempo=trabajo que seamos capaces de entregar a cambio.
Por ejemplo, nadie puede trabajar mas de 24 horas al día, nadie puede tener mas de un limitado número de trabajos por cuenta ajena, etc.
Por el contrario, el límite superior de ingresos pasivos que se pueden obtener es mucho mayor, básicamente por que la fuente de los ingresos pasivos no está vinculada al tiempo.
Dicho límite dependerá del tipo de activo que nos genere dichos ingresos. Obviamente incluso los ingresos pasivos tienen un límite. Por ejemplo, el autor de un libro puede vender 1.000 copias, o 10.000, o 100.000 y así sucesivamente (el limite potencial en este caso sería todos los posibles lectores interesados en el libro).
Seguridad
Aunque en esta vida nada es seguro (salvo la muerte y los impuestos como decía Benjamin Franklin), los ingresos pasivos y activos sí difieren en cuanto a la seguridad o fiabilidad de la recurrencia del ingreso a lo largo del tiempo.
Los ingresos activos, al estar directamente vinculados a tu propia persona como fuente generadora de ingresos, depende directa e irremediablemente de que tú seas capaz de seguir haciendo lo que sea que hagas a favor de un tercero para que este te siga pagando.
Eso quiere decir que, si por algún motivo o circunstancia desafortunada, te ves incapacitado para continuar ejerciendo dicha actividad, tus ingresos (tarde o temprano) desaparecerán.
Por el contrario, los ingresos pasivos, al no estar directamente vinculados a tu propia persona como fuente de ingresos, seguirán revirtiendo en tu beneficio sea lo que sea que te pueda ocurrir. Por ejemplo, si eres dueño de un inmueble y lo tienes en alquiler, seguirás recibiendo la renta del alquiler pase lo que te pase.
Ejemplos de ingresos pasivos
Por si no tienes muy claro qué puede considerar ingresos pasivos, a continuación te pongo una breve lista de los ingresos pasivos más comunes. Obviamente, esta lista no es exhaustiva ya que la cantidad de ingresos pasivos es enorme y es posible que haya muchos mas.
- Alquilar bienes inmuebles como casas, locales u oficinas.
- Recibir derechos de autor por obras artísticas o literarias.
- Recibir intereses por invertir en productos financieros de inversión.
- Recibir dividendos por ser dueño de acciones de empresas que reparten dividendos.
¿Cómo se consiguen ingresos pasivos?
Si has llegado hasta aquí, probablemente estarás pensando, «muy bien todo esto suena genial, pero a ver dime, ¿Cómo se consiguen esos ingresos pasivos?»
En ese caso, llevas toda la razón, ya que esta es la parte mas interesante de este post, y la respuesta es muy fácil: ahorrando e invirtiendo.
¿Te he decepcionado? Si es así lo siento, pero la realidad es que, salvo que te toque la lotería, cualquier personas que quiera empezar a generar ingresos pasivos para ir progresando hacia la libertad financiera deberá empezar a ahorrar y a invertir lo ahorrado. No existen fórmulas mágicas ni atajos en el camino de la libertad financiera.
No quiero extenderme mucho en este post sobre el ahorro y la inversión, ambos temas tendrán muchos post dedicados en el futuro, pero sí que quiero ahora aportar una breve idea general de por qué ahorrar e invertir serán nuestras herramientas básicas (y casi únicas) para avanzar en nuestro camino a la libertad financiera.
¿Por qué ahorrar?
Sin entrar en muchos detalles en este momento, ahorrar será la gasolina de tu coche en este viaje.
Como ya veremos en otros posts, ahorrar será la herramienta que te permitirá acumular recursos con los que invertir en los activos que te proporcionarán ingresos pasivos.
Además, ahorrar tiene otra ventaja, y no es sólo que sea tu gasolina para continuar el viaje, sino que el ahorro bien enfocado y planteado te permitirá reducir tu nivel de gastos y, por lo tanto, el nivel de ingresos que necesitas para poder desarrollar tu proyecto de vida sin depender de tus ingresos activos.
Por lo tanto, cuanto más ahorres, no sólo más gasolina tendrás en tu coche y más lejos podrás llegar, sino que tu coche será más ligero y, por lo tanto, necesitaras menos gasolina para avanzar más lejos y más rápido.
¿Por qué invertir?
Igualmente de forma breve, invertir será tu «coche» en el viaje de las finanzas personales.
Como puedes imaginar, en el mundo de la inversión financiera existen tantos productos y proveedores como marcas y modelos de coche en la realidad. Hay coches buenos y malos, coches que consumen mucha gasolina y coches que consumen poca, coches que se averían contantemente y coches que no se rompen nunca, coches que corren mucho y coches que corren poco, coches que son buenos para la ciudad y coches que son buenos para el campo y, así, hasta el infinito.
Cada tipo y producto de inversión tiene sus propias características y particularidad, sus propios costes, ventajas y desventajas. Y, al igual que con los coches de verdad, no todos los coches son adecuados para todas las personas ni para todos los tipos de viajes.
Elegir el coche adecuado para ti y tu propio viaje es, precisamente, el reto que se le plantea a todos los inversores que se adentran el mundo de la inversión. Un reto, que como ya comenté en anteriores post es complicado y difícil.
Cuanto más acertada sea la elección de tu coche, mas probabilidades tendrás de llegar a la meta de tu viaje hacia la libertad financiera.
Opinión personal
En caso de que tengas curiosidad por saber cuál de las dos patas de este binomio es la más importante para mí te diré que, en mi opinión, ahorrar mucho y bien es el factor más importante (mucho más que invertir) para afrontar el viaje hacia la libertad financiera con garantías.
Si estás leyendo otros blogs sobre finanzas personales (si no lo estás haciendo te aconsejo que lo hagas, el conocimiento no ocupa lugar), puede que veas en muchos de ellos que le dan mas importancia a invertir, lo que para mí es un error.
Por muy bueno que pueda ser tu coche, si te quedas sin gasolina, no llegarás a tu destino. Por el contrario, aunque tu coche no sea el más rápido o más cómodo, siempre que puedas seguir avanzando, al final, llegarás a tu destino (o sino, por lo menos a una situación mucho mejor de la que empezaste).
Además, a diferencia de los coches de verdad, que una vez que lo has comprado es bastante complicado hacerte con uno nuevo (sin perder hasta la camisa por el camino), los «coches» de la inversión financiera son, en su mayoría, relativamente fáciles de sustituir. Por lo que, si no estás a gusto con alguno, siempre podrás cambiarlo por otro que se adapte mejor a tus circunstancias.
Conclusión
Hasta aquí el post de hoy, hemos realizado una introducción sobre el concepto de ingresos pasivos, sus diferencias con los ingresos activos, una pequeña referencia sus diferentes tipos y, por último, a cómo se consiguen generar dichos ingresos con unas pequeñas pinceladas sobre qué son el ahorro y la inversión.
Como veis, conseguir ingresos pasivos es el objetivo ultimo de la libertad financiera, dejar de ser «yo mismo» la fuente de mis ingresos, para sustituir dicha fuente por «mis activos». Para ello, el ahorro y la inversión serán nuestras dos principales herramientas, nuestro vehículo y combustible para avanzar en dicha terea con garantías de éxito.
Espero que os haya resultado interesante y nos vemos en el siguiente post de Inversor Jedi y, si os gusta el blog, no dudéis en compartirlo en vuestras redes sociales y subscribiros al Newsletter para estar al tanto de todas las novedades.
¡Que la Fuerza (financiera) os acompañe!